eficacia performática, me refiero a que son textos que muestran tener potencia
y consistencia a la hora de ser leídos en público) veo que una de las
características más notorias del estilo de Nahuel Hernández es la abundante
utilización de códigos culturales, los cuales proveen una alta referencialidad a
su decir poético haciéndolo tan directo como un disco de The Clash al tiempo
que le permite una combinación de distintos niveles del habla, marcas
comerciales, personajes con actividades marginales, entre otros, que plantean
un vínculo entre la realidad del universo simbólico presentado en sus textos y
la realidad desde la cual se lee. Si me basara en No paro de extrañarte, el
espacio urbano es recuperado en un universo simbólico en el que se plantean
los vínculos entre el todo y las partes de ese universo, el pasado y el presente
del mismo, y el transcurso del tiempo (muy bien planteado en la imagen del
recorrido del bondi). En resumidas cuentas, podríamos rastrear algunas
afinidades posibles no sólo con la obra de Hoski sino también con la de
Rodolfo Fogwill y Douglas Diegues. Quizá, como sugerencia y a favor de que
esta producción gane en una mayor contundencia que no se agote a la primera
lectura, se podría evitar el uso de ciertos giros panfletarios de lo poético (yo le
diría tribunero, y El último grito es ese ejemplo de lo que no recomendaría
hacer) ya que esa modalidad se convirtió en fórmula gastada y corre el riesgo
de caer en la obviedad, cuando no de ser una caricatura. Esto no significa que
deje de lado lo político -más que bienvenido-, sino que lo trabaje desde otro
lado. El humor es una veta que está ahí, presente, pero me parece que va más
por el lado de la enumeración casi caótica de Raro o en el descriptivismo seco
de Roberto no habla, escribe."
-Martín Palacio Gamboa