jueves, 13 de octubre de 2016

Algo casual (Narración)

 Había una vez un chiquilín que jugaba a la pelota en la esquina hasta que un día su madre le regaló un libro, "de grandes" diría él.
 El pibe fue creciendo feliz, con su libro, simpre, bajo el brazo, y pateando hacia un lado su viejo balón que antes sostenía bajo el pie.
 El wacho siguió creciendo y leyendo una y otra vez el libro "para grandes" que contenía en el gran lomo y en la gran tapa un gran "Don Quijote de la Mancha" de un tal Miguel de Cervantes (que ni en el libro ni en el barrio se nombraba tal nombre de caracter majestuoso y raro a la vez). El chucuflete de hojas aglomeradas con letras de extraño caracter estaba avalado por una tal señora RAE, en sí avalado por una mujer con nombre de rana.
 El chabón en esta única ocasión, estaba sentado en un tronco frente a un charco sucio, leyendo al árbol que una vez fue hojas, digo, las hojas que una vez fue árbol (talado como en el tronco donde estaba posado). De repente, se le cayó la tapa, luego el lomo, después las páginas y por último su cuerpo compuesto ahora por barro. Llegó a su casa hecho una lombriz recién sacada de la tierra mojada (mojada, mojada quedó la vecinita cuando lo vio, pero volvamos al tema que sino me voy). Dijo para sí pero en voz alta :"Vamo' a ponerlo a lavar en la lavadora". Dicho y hecho, el wachin se dirigió al lavarropas y lo encendió antes poniendo el "librote" librándose así de que el libro saque sus manchas. Terminado el lavado quitó el masacote de hojas más mojadas que una majada de vacas mojadas, y lo colgó en la cuerda. Secóse luego y sacóse el saco el niño-adolescente para descolgar el ex-libro que fue convertido en piedra (qué loco ¿no? primero árbol, luego hoja, luego hoja con agua y luego piedra). El pibe se retractó así de haber pateado la pelota y haber goleado a su soledad (la del balón). Volvió al hecho el hecho de echar partidos en la esquina, pero ese mismo día se devastó la vida, sí, se devastó la vida, se murió nuestro personaje, sí, fué atropeyado cuando fue a buscar la globa que yacía en la calle tirada cual trapo de piso. Su vieja, al verlo moribundo y muertoa la vez, decidió morir casi infartada, y el viejo libro, lleno de historia, fue reconstruído en  el hecho por la policía científica y vendido a Babilonia Libros, librería que tuvo un stand en la Feria del Libro (gentileza de la IMM) y donde yo compré tal obra de arte a trecientosnoventa pesos y envuelto el vuelto fui y compré un par de libros de un tal Cucurto, pero volviendo al tema, el libro de la historia mágica, el del tal Miguel, ahora está en mi biblioteca y en mi cabeza está la cabida  duda de qué le habrá pasado en el pasado a esta cosa y a los que la rodeaban.

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