Nada data su fecha de nacimiento, pero dicen que data de por allá a lo lejos de la línea del tiempo. Resulta que tuvo una infancia fuertemente fuerte, sobretodo porque sus padres fallecieron voluntariamente (por no decir “se suicidaron”, porque sería un poco más fuertemente fuerte para leer en ésta biografía ya arruinada por la vida fuertemente triste de nuestro pobre personaje). Desgraciadamente, Jaime Olmedo Trías Yuta (como se hace llamar formalmente en su partido político anarcocomunista del Uruguay) sufrió bullying a causa de la rápida muerte de sus padres y la forma en que se ahorcaron sus padres adoptivos el mismo día de encuentro con Olmedo gurí. Quedó huérfano como obviamente se supone, pero salió adelante y feliz luego de varios años de frustración infantil al ser adoptado por una familia “bolsilluda”, dueña del Club Nacional de Fútbol. Dicha segunda familia adoptiva, en sí su segundo padre adoptivo (en sí su tercer padre adoptivo puesto que la primera familia adoptiva estaba conformada por una pareja homosexual) lo llevó a debutar. Lamentablemente no logró debutar, ni siquiera ser citado, ni mucho menos ser seleccionado para jugar en el club que presidía su segundo padre adoptivo, por lo tanto su padre se frustró demasiado, pero no más que el mismo Jaime que abandonó su casa el mismísimo 25 de diciembre de 1999 puesto que no recibió de parte de Papá Noel la bicicleta que ansiaba tanto para comenzar el nuevo siglo, pero Noel ya sabía y entendía que Jaimito estaba bastante grandecito como para andar aprendiendo a andar y a tener una bicicleta. Bueno, seguimos, el joven Jaime comenzó el año bajo un puente como y con un vagabundo, haciendo una fogata y cantando canciones de bandas de rock pasadas de moda y esas cosas de los jóvenes que hacen fogatas abajo de los puentes y cantan canciones de bandas de rock pasadas de moda. Salió tan iracundo de aquella noche que decidió formar el Partido Anarcocomunista del Uruguay (que no es un río) que hasta el día de la fecha se continúa firme y en pie. Dicho partido político va en contra de la legalización del matrimonio poético (matrimonio entre poetas) y en contra de la ciudadanía de Santa Claus en dicho ya nombrado país (Uruguay), simplemente por nombrar unas simples causas de ser del Partido Anarcocomunista del Uruguay. En una entrevista realizada por el diario El País (de Senegal) aseguró estar muy enojado con Noel ya que como él dice, arruinó su vida; sus declaraciones directas hacia Papá Noel fueron: “Gordo gay, devolvéme la felicidad que me quitaste, gordo lavataper”. Su vida siguió su rumbo dando un vuelco a una volqueta, encontrando ahí unos pinceles y unas pinturas para comenzar a vivir una nueva e inigualable experiencia en su fracasada vida: “La pintura anal”, que consiste en depositar en el ano propio, a modo de masturbación anal, pinturas, pinceles y hasta cuadros robados de las galerías de arte posmoderno; Jaime fue el primer pincelador de anos.
Jaime Trías (como se hace llamar con los pibes) o Jaimito (como lo llaman sus amigos) también logró frustrarse en la literatura, escribiendo el libro menos vendido y divulgado de todos los tiempos, titulado “Si alguien me quisiera”, publicado por la editorial “Contento” en el año 2005. En 2006 cerró la editorial. El libro es muy interesante, hay una gran variedad de recursos y estilos literarios, pero lo más interesante son unas cosas que llama poemas, los más mejores son unos titulados “El Carlos me culió antes de entrar al IPA” y “El Chino Recoba en realidad es japonés”. Fracasó tanto en el ámbito literario que le tomó rencor también a la literatura para luego apuntarse en el Instituto de Profesores Artigas donde quedó embarazado de una niña ahora ya crecida y según sus alumnos está divina, sobretodo uno de ellos llamado Alejandro Engendrasio Santa Ana, y digo alumnos porque logró graduarse de profesor de nada más ni nada menos que de literatura.
Ahora, el señor Jaime llora sus desgracias al encerrarse en su autito rojo en el
estacionamiento del liceo en el cual ejerce su profesión de narcotraficante encubierto, y al abrocharse el cinturón de seguridad llora con más fuerza, todo gracias a su desgraciada vida, por su único plato, por su vaso de whisky entre sus dedos en las noches solitarias, por la Play 3 que se compró pero no vino con el televisor, por su perro “Mariposita” que no lo quiere, por sus alumnos corruptos, por vivir en Santa Rosa que es un pueblo fantasma del departamento de Canelones, por tener una alumno genialmente poeta, por perder a su mujer que en realidad se fue con otro, por la hermana del Ale, por sus profesiones frustradas, etc.
Todo otro dato acerca de su vida privada no lo tiene ni el mismo Olmedo, sino que lo tiene la policía nacional y ya pronto el FBI, puesto que se cree a Jaime Olmedo Tías Yuta un extraterrestre engendrado por humanos a los cuales mató él mismo con sus propias manos y ayuda de su golem interno...
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