sábado, 11 de febrero de 2017

50 sombras más oscuras de Noel

Resulta resultantemente resultando que estoy totalmente amañatada y desnuda en la habitación de Papá Noel. Te juro que si me vieras ahora mismo dirías que soy Mamá Noel, pero no, eso lo seré cuando estos encuentros se hagan más frecuentes. Pero ahora estamos acá, en una habitación totalmente roja con una alfombra blanca tejida con la barba de Santa, yo desnuda y amañatada como ya he dicho, y puede que con todo esto también tenga un poco de hambre, y para explicarles exactamente cómo he llegado a parar acá, en pleno Polo Norte, en casa de Noel, pero más que en la casa estoy en su habitación como ya dije, voy a hacer un pequeño flashback porque está muy de moda y me copa la idea de recordar el pasado.
 Estaba yo, sentada en el mostrador de la juguetería donde acostumbro trabajar, cuando de repente aparece un gnomo transexual que viene a hacer el tradicional pedido de Santa para Navidad, el pedido de donde saca la mayoría de los juguetes que reparte haciéndose ver con que él tiene una fábrica de macacos cuando en realidad no tiene nada más que plata y a sus viejos que le bancan sus paseitos por todo el mundo y a los dobles que tien en todas las regiones del planeta para que repartan los paquetes (aunque en algunos países no hay demasiados por falta de presupuesto). El gnomo me mira y me dice “acá tenés la lista de éste año”, y yo, prepotente como siempre lo he sido (y lo seré), le respondí “¿ésto es la lista?” señalando el papel que incluía en manuscrita una bici y un autito de una marca reconocida mundialmente la cual no nombraré porque nadie me pagó para hacerle propaganda. El gnomo me miró con cara de “dejame laburar loca” y me dijo “con la posmodernidad y el avance veloz de la tecnología, los pibes quieren Iphones y cosas de esas, ni siquiera te piden una Play, Motociclo cerró por eso, y vos te quejás. Dejame trabajar en paz loca”. A continuación solicité una reunión con Santa Claus la cual al segundo fue aceptada y bienrecibida.
 Me encontraba, vistiéndome y arreglándome para la visita de “negocios” que en unas horas haría a la Mansión Noel en pleno Polo Norte, cuando de repente también aparece otro gnomo (pero más feo) en mi habitación luego de que un portal mágico se abriera. El gnomo en cuestión me dijo “che, flaca, vamo' pal' polo vieja, dejá que te ingiera el portal de Santa...”. Corrí a buscar un abrigo o dos, no recuerdo con exactitud, y me metí en el portal que antes que cante el el gallo negué tres veces y aparecí mágicamente (porque era un portal mágico) dentro de la mansión de Santa. Yo siempre había pensado que el hogar de Santa era acogedor, con gnomos trabajando sonrientes y renos pastando afuera, pero me equivoqué, como la mayoría de la población del mundo, eso era un despelote total, era todo lo contrario a los estigmas que nos inculcó esta sociedad pedorra, el ambiente que circulaba era cogedor, repleto de gnomos drogándose y haciendo cosas chachas en los pasillos mirando películas pornográficas en tremendo LCD (como los que se encajaban en los baños, jojojo...). El gnomo que me había llevado a ese lugar, se encontraba fumando un cigarrillo y charlando con un reno con rastas y tatuado hasta los cuernos. Vino a mi encuentro otro gnomo que se presentó como “Hachal, el presidente del Sindicato de los Gnomos” y me dijo “prendete de ésta que vamos a ir a ver a Santa”. Yo estaba media cohibida, pero igualmente le agarré la chota y me llevó volando hasta el despacho de Santa Claus. Noel estaba fumando un habano y mirando en su smartphone vídeos tutoriales de cómo esconder cadáveres de esquimales. Levantó la vista y expresó en palabras y gestos “ah, la boluda ésta, de la juguetería rompe bolas...”, y siguió mirando su vídeo tutorial, no tardé en darme cuenta de que el vídeo era narrado por Dross y que aparte, Noel, tenía la ñata llena de “polvo mágico”. Su despacho olía en demasía a producto de limpieza del estilo de Súper Músculo, y estaba basado en un escritorio de antaño, una silla playera (donde estaba situado el Gordo), otra silla playera con temática de Ben 10 para el visitante, y parcialmente decorado con posters de Justin Bieber, One Direction y La Trampa. Una vez acabado el vídeo tutorial, me dijo “me voy a cazar esquimales ¿venís?” y yo obviamente le dije que sí. Pasamos una linda tarde, tiritando (en ambos sentidos), cazando esquimales e incendiando iglúes. Al volver me llevó a una habitación con mis ojos vendados y me dió la orden de que me siente, yo tanteando me senté en algo gomoso, me desvendó los ojos y observo que me había sentado en un gran pato de úle, pasamos una desenfrenada tardecita jugando al Fifa y a la Mortal Kombat. Cayendo la del todo la noche apagó las luces y las prendió, a Papá Noel le encanta juguetear con la luz. Me informó que era la hora de la cena. Cenamos “Oficial de la CIA encubierto asado” y como postre flan. La mesa estaba repleta de gnomos y renos, me dijeron que me preparara para lo que seguiría. Noel vino por detrás y me llevó a lo escuro, prendió la luz y la apagó, me golpeó y me dijo que quedó fascinado con “50 Sombras de Grey” y que siempre quiso ser un famoso ejecutivo y multimillonario que practicaba sexo sadomasoquista a una chica sumisa que nada más quería una reunión con él; también el gordo me confesó riendo, que ya no se cogería a los gnomos que en realidad eran personas normales a las cuales les había amputado todos sus miembros para comerlos, incluyendo las puntas de sus orejas que ahora eran puntiagudas, y todo ese fetiche era la causa de su enorme barriga, me dijo también que cuando defecaba sentía como esos miembros lo agarraban, pateaban, penetraban y escuchaban. La verdad, quedé muy copada y emocionada con su historia que cedí. El Gordo me desnudó sensualmente mientras sonaban canciones de Aerosmith y me amañató. Por eso me encuentro acá, totalmente amañatada en la habitación de Papá Noel. Santa, como es el Señor de los Juguetes, fue a buscar sus juguetes (sexuales), entre los más destacados destacaban un consolador gigante con forma de cuerno de reno y otro con forma de bastón de caramelo, una bolsa de entrega de regalos para asficciar a la pareja, esposas con forma de senos, una cachiporra con forma de habano, un traje de Papá Noel, un cd del Cuarteto Obrero, y una tanga usada.
 Ahora, ya contado el flashback del flashback, porque ésto que está pasando no es más que el pasado de lo que vendrá, pero es pasado porque pasó, porque yo ahora en realidad estoy en una bañera en Nueva York masturbándome con una mano y escribiendo con la otra lo que pasó, o sea, lo que está pasando ahora, no el ahora del tiempo en el que estoy escribiendo ésto, sino el ahora del tiempo del que estoy escribiendo ésto, porque como diría Eckhart Tolle “El ahora es eterno”, y es ahora el pasado, es ahora el presente, y es ahora el futuro, pero yo estoy en el ahora hablando del ahora pasado que está siendo escrito en el ahora presente aunque el ahora presente en ésta historia es el ahora pasado del ahora presente, o sea del ahora futuro del ahora ahora, y el ahora futuro es el ahora presente en el que se está escribiendo ésto, lo demás lo deducirán ustedes; bueno, ahora, ya contado el flashback del flashback les voy a contar lo que hicimos con Santa...
 De repente sentí un toqueteo en mi cabeza que velozmente se transformó en un cinchón de pelo, Papá Noel se estaba atando el pene con mi pelo rojizo verdoso, el Gordo quería decir que su nepe era Rapunzel con sus vellos colgando. El sidoso viejo se masturbó varias veces y eyaculó sobre mis ojos verdosos rojizos de tanto faso, porque decía que no había visto todo. Me desamañató y practicó varias posiciones con mi cuerpo, como por ejemplo “El reno loco”, “La raya de coca”, “El misionero”, “El Sapo Pepe”, “El músico de la vida” y “El Verde”. Qué noche alocada, le succioné el pito como un árbitro de fútbol silbando el final del partido pa' dentro, le lamí la barba de el culo, me la metió por la oreja y las narinas, y otras cosas que no se pueden redactar ni en un poema de Nahuel Hernández.
 Después de esa noche el Gordo no fue el mismo, adelgazó más de veinte libras en menos de un mes, es fantástico. Me empezó también a llamar todos los días hasta que le dije que sí a su propuesta de matrimonio, se puso como loco, montó una gran fiesta en una de sus casas de verano situada en Las Vegas (ahí entre Parque del Plata y La Floresta). Y ta, yo creo que conté todo, bah, no, sé que no conté todo pero eso es porque ”lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas”, exceptuando que se coló en la fiesta de compromiso, ese sí que no se quedó en Las Vegas, lo matamos entre todos y lo tiramos al mar, es más, me enteré mirando Subrayado y Telemundo que lo encontraron unos pescadores de por ahí nomás, de esos que pescan mojarritas...
 Ah, otra cosa, con el Gordo nos estamos planteando seriamente abrir el primer canal porno de Youtube, así que atenti...
 Bueno, hasta la próxima que me consiga un viejo con plata...

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