miércoles, 4 de octubre de 2017

Si muero a los dieciocho

A Santiago Pereira
Si sucede,
solamente
si sucede,
que me muera
a los dieciocho
quiero
que armen alboroto,
que mi cuerpo
arda en la hoguera
junto a mis textos,
que el bar
el cual me osó recibir
sea clausurado
y el que me incitó
a recitar
tenga cadena perpetua,
si muero a los dieciocho
no moriré a los diecinueve
y probablemente
tampoco a los veinte;
si muero a los dieciocho
matenme de nuevo
para que tampoco viva
en el infierno,
hagan una marcha
por 18 de Julio
y que Bizcochito
dé un discurso;
si a los dieciocho muero
diganle a Tavella
que lo quiero;
si muero
a los dieciocho
por prostituir a la poesía
reclamen,
sobretodo,
un monumento para conmigo
en plena Plaza Independencia
y si es posible
saquen a Artigas y a su caballo blanco,
porque si hay
una estatua
de Rivera
¿por qué
de mí no?
Es más,
abajo,
en el mausoleo,
pongan un paseo de compras
pero solamente
con carritos de chorizos,
y arriba,
en mi estatua,
que los que se dediquen a los chorizos
me encajen a los pies
estampitas con mi cara y velas blancas;
si muriera
a mis pocos
dieciocho,
quisiera,
como buen mártir,
que alguien haga un recuento de mis obras
y las publique,
en papel higiénico
si es posible;
si no me muero
a los treinta y dos
es porque morí
a los dieciocho,
seguro,
pero también quiero
que Suarez
juegue en Peñarol
y que Francisco
me beatifique;
eso nada más
si muero
a los dieciocho;
si muero
a cualquier otra edad
festejen
uruguayos
festejen,
y también lloren,
por favor,
no todos los días
se muere alguien como yo

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