Borrador que debería seguir siendo borrador

Se retuerce el suelo
con sólo pisarlo,
y el aire
ahí te forja,
tu voz se vuelve palidez
de carcajada desnuda,
y ahí te forja
y se hace de noche a veces
cuando me doy cuenta,
pero sino no,
nunca la noche se hizo sola,
tú hiciste la noche,
ni Dios ni poeta,
tú,
hiciste la luna
y me hiciste a mí,
sin embargo
yo quise hacerte,
hacerte un verso,
el más bello,
y no pude,

ya estabas plasmada

en las rocas,

en las nubes,

en el infinito presencial,

en casi todo menos en mí,

cuando desglosé tu máscara

cubierta de moho gótico

ingresaste a paso lento,

apurada, como pidiendo entrar,

y yo te dejé ser en mí,

de ese modo ahora sabes estar en todo

y gobernarlo,

de ese modo ahora diriges el viento

porque precisamente eres el viento,

pero cuando no estás

eres lejanía,

pero eres,

eres y perjuro que eres y sos,

eres como si quisieras ser

el abrazo dado,

eres mi inconsciencia,

mi inocencia

y el amor,

amor negro,

amor putrefacto,

amor del que bebes y detestas,

eres agua,

agua goteando en mis adentros,

misma agua que inunda mi vientre

y equitativa agua que me baña,

eres hoja otoñal

anaranjada y despegada del árbol social

porque eres anarquismo pensante y viviente,

aunque no lo sepas

eres niebla,

niebla etérea que se posa en vos misma,

niebla que me deja en blanco

para dibujarte una letra en una libreta,

eres barro,

barro en el que orgulloso me hundo,

y el barro en el que placentero te busco,

eres el tiempo que no te tuve

y todo lo demás,

eres una Z de putos todos

porque eres Zoe

y todas sus letras,

eres el abecedario con el que el poeta escribe

o el humo que sueltas para que llegue hasta mí,

eres eso, un cristal y las estrellas,

las muchas estrellas que me miran por las noches

cual ojos cristalinos de ámbar con ojeras del Universo

Crispo mis nervios

para que mis arterias se dilaten

y así mi corazón se ensanche

al pronunciar tu nombre