Ese Nahuel
que tanto aseguraba ser
ya no existe,
o al menos se fue,
ese Nahuel
que jugaba a querer ser cosas
que no serán
ya desapareció
por suerte,
ese Nahuel
aún está en el imaginario
de muchos clérigos
que siguen recreando
sus queridas y ambiciosas añoranzas,
ese Nahuel
con mucho ojete
ya no responde a los llamados
de los sueños de plasticina
porque ya sabe de qué se trata
y no quiere volver
porque eso sería renunciar a su vida
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